Anhelando la Tranquilidad
Es el tiempo de la comida y el zumbido familiar en mi muñeca me recuerda que los decibeles están muy altos en la habitación y que la exposición continua conducirá a un pérdida de audición.
No necesité un reloj inteligente para decirme que el comedor de la escuela de mi hijo era miuy ruidoso; mis oídos estaban muy concientes de ello. Cada personita en la habitación había permanecido callada toda la mañana y ahora era su turno de ser escuchados. Cada uno hablando más fuerte que su vecino, esperando que sus palabras fueran oídas.
Afortunadamente, la tecnología puede informarnos cuando el ruido está alcanzando niveles peligrosos. Estoy agradecida por seres humanos inventivos quienes también han creado un remedio para mí con ingeniosos autriculares que filtran el ruido de fondo, para que pueda escuchar a la persona que está hablando frente a mí.
El ruido en nuestro mundo parece volverse más y más fuerte. Afortunadamente Dios ha creado un plan de rescate para filtrar todo el ruido y así poder escuchar Su voz.
El Ruido
El mundo está en un alboroto. Han inundado cada espacio con su ruido: político, social y físico. El mercado de ideas tiene un vendedor tratando de gritar por encima del siguiente. “¡Aquí, compra mi idea!” Nuestra mente humana tiene que filtrar mucho del clamor diario que se encuentra en las noticias, redes sociales, el internet, y más y más.
Si la gymnasia mental no fuera suficiente en nuestro mundo físico, la contaminación auditiva se está volviendo más que un problema. “La contaminación auditiva puede ser definida como sonido indeseado o excesivo que puede tener efectos perjudiciales sobre la salud humana, silvestre, y la calidad ambiental.”[1]
Yo puedo dar fe de los efectos negativos de la contaminación auditiva. Cuando mi familia y yo vivíamos en la ciudad de Nueva York, había un zumbido constante de sonido: trenes, autobuses, contrucciones, sirenas, etc. El zumbido del mundo yendo a sus asuntos a veces abrumaba mis sentidos. Anhelaba tormentas de nieve que silenciaran la ciudad. La ciencia nos dice que es más callado cuando neva porque los copos de nieve absorben las vibraciones del sonido. Hay un silencio glorioso durante una nevada.
Esta contaminación auditiva cobra factura en el cuerpo de uno. Estudios han mostrado los efectos negativos en nuestro sistema nervioso, contribuyendo a un incremento en la presión arterial, frecuencia cardiaca, ansiedad, irritabilidad, fatiga mental, e interrupciones del sueño.[2]
No es sorpresa que anhelemos la quietud.
El Remedio
Los humanos fueron creados con la habiliad de crear sonido. Nuestro primer aliento produjo una exclamación única, disitinta sólo a nosotros. Nuestra voz es como una huella digital de vibraciones.
Pero Eclesiastés 3:7 nos recuerda que hay tiempo para hablar y tiempo para callar. Debemos escoger crear la quietud. Para poder desarrollar un caminar profundo con nuestro Dios, debemos darle lugar a Él.
Nuestro Mesías nos guió con su ejemplo y nos proveyó conun remedio para vencer al ruido.
Como discípulos, nuestro llamado es a seguir Sus pisadas, a estudiar cómo vivió Él, y a emular Su camino. En Marcos 1:35 dice, “Levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, salió, y se fue a un lugar solitario, y allí oraba.”
Este versículo nos muestra una estrategia simple para una espiritualidad sana hacia la tranquilidad.
Planea estar en silencio. Jesús se levantaba temprano antes del amanecer para hacer espacio para su tranquilidad. Ten la intención de hacer espacio para la quietud. Pon una alarma o aparta un tiempo aparte cuando esté tranquilo.
Remueve distracciones. Él fue a un lugar desierto/solitario. Esta palabra describe un lugar donde no habitaba gente. Nuestra vidas están llenas de distracciones – tanto buenas como malas. Encuentra tu lugar tranquilo y deja tu celular/distracciones atrás.
Ora. Habla con tu Padre Celestial y espera por Su respuesta. La oración es una disciplina espiritual que toma tiempo cultivar. Aprender más acerca de cómo orar puede ayudarte a ejercitar esta área de tu vida espiritual.
El mundo se está volviendo progresivamente más ruidioso conforme avanza el tiempo. Seguiremos batallando bajo el peso del caos si no nos hacemos tiempo para la quietud. La salud de nuestra vida espiritual depende de ello. Cuando escogemos tranquilidad para poder escuchar Su voz, podríamos estarnos posicionándonos perfectamente para escuchar las pisadas del Mesías que regresa. Él ciertamente viene.
“Las palabras del sabio oídas en quietud son mejores que los gritos del gobernante entre los necios.” (Eclesiastés 9:17).
“Entonces habitará mi pueblo en albergue de paz, en mansiones seguras y en moradas de reposo” (Isaías 32:18).
“El Señor tu Dios está en medio de ti, guerrero victorioso; se gozará en ti con alegría, en su amor guardará silencio, se regocijará por ti con cantos de júbilo.” (Sofonías 3:17).
Escrito por Kori, staff de Life in Messiah
¿Aún no tienes una resolución de Año Nuevo? ¿Qué tal hacer espacio para la tranquilidad?
¿Cuándo es el mejor momento para que estés quieto y en silencio ante el Señor? En la mañana antes de que empiece el caos diario? ¿En la tarde después de que el caos haya terminado?
En tu tiempo a solas, recuerda a aquellos cuyas vidas están en caos, incluyendo a aquellos sufriendo por la guerra entre Israel y Gaza.