Difamaciones antisemitas: el Cargo por Deicidio
Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, juntamente con los gentiles y los pueblos de Israel, contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, para hacer cuanto tu mano y tu propósito habían predestinado que sucediera. (Hechos 4:27,28).
El filme semiautobiográfico de Steven Spielberg, Los Fabelman[1], cuenta la historia de Sammy Fabelman, un aspirante a cineasta cuyos años de adolescencia están eclipsados por una compleja dinámica familiar. La identidad judía de Sammy se vuelve prominente en el filme cuando se encuentra con los “bullies” antisemitas Chad y Logan en su nueva preparatoria.
En una escena clave, Chad acusa a Sammy de estarle haciendo “ojitos” a la novia de Logan y le demanda a Sammy disculparse con ella. Cuando Sammy niega la acusación de Chad, Chad rápidamente responde: “Entonces discúlpate con ella por matar a Cristo. ¡Pídele disculpas por matar a nuestro Señor!”
Este es evidentemente el primer encuentro de Sammy con el Cargo de Deicidio – una antigua creencia errónea de que el pueblo judío es colectiva y perpetuamente culpable por la crucifixión de Jesús. De acuerdo a una encuesta realizada en el 2013 por la Liga Antidifamación, el 26% de los norteamericanos aún aceprta esta difamación como un hecho [2].
Tristemente, el Cargo por Deicidio en casi tan antiguo como el Cristianismo. El padre de la iglesia del segundo siglo, Justino Mártir, fue uno de los primeros en expresar esta creencia en su Diálogo con Trifón, donde afirma que el sufrimiento judío es el castigo de Dios por “matar al Justo”[3].
La historia registra cómo el cargo de “asesino de Cristo” resultó en daño físico al pueblo judío a lo largo de los siglos. David Rausch cita uno: “Un hombre judío fue apuñalado conco veces por un grupo de Cruzados ‘en memoria de las heridas sufridas por Jesús.’”[4]
En Life in Messiah, rechazamos categoricámente el Cargo de Deicidio, el cual deliberadamente pasa por alto los instigadores no judíos de la muerte de Jesús, alimenta palabras y acciones antisemitas, y es antiético al evangelio.
Revisando el Rol Gentil en la Muerte de Jesús
La crucifixion de Jesús fue comisionada e implementada por gentiles. Mientras que los líderes religiosos judíos fueron los que arrestaron a Jesús[5] y lo condenaron por blasfemia, ellos no tenían la autoridad para matarlo. Necesitaban la copoeración del gobernador romano Pilato para alcanzar este fin.
Pilato suele ser retratado como una personaje débil que fue intimidado por una multitud enojada para ir en contra de su buen juicio. Esta interpretación pasa por alto completamente el estatus y poder de Pilato como oficial romano. Pilato fue investido por el Imperio Romano con “autoridad para liberar [a Jesús] y autoridad para crucificar[lo]” (Juan 19:10). Como gobernador, él tenía la responsabilidad de investigar el asunto y ver que la justicia fuera cumplida.
No obstante, pese a las advertencies de su esposa[6] y su propia certeza de la inocencia de Jesús[7], Pilato ignoró su deber y escogió el camino políticamente conveniente de condenar un hombre inocente.
Lavarse las manos de la sangre de Jesús fue un gesto vacío. Pilato tenía la autoridad, el poder y la responsabilidad para descartar los cargos sin fundamento, pero él escogió no hacerlo.
Bajo las órdenes de Pilato, los soldados romanos (no la multitud judía) azotaron a Jesús una segunda vez, presionaron la corona de espinas sobre Su cabeza, se burlaron y lo golpearon, y lo crucificaron en el madero.
Reconociendo el Rol de Jesús en Su Propia Muerte
En esencia, el Cargo de Deicidio pasa por alto la deidad de Jesús al implicar que Él era una víctima pasiva en lugar del Dios Todopoderoso del universo.
Ningún poder, humano o de otra manera, podría haberlo obligado a la crucifixión sin Su sujeción voluntaria. En Sus propias palabras, Jesús tomó completa responsabilidad por Su propia muerte: Por eso el Padre me ama, porque yo doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo (Juan 10:17, 18a).
Jesús no murió porque los fariseos y los ancianos consipararon contra Él; Él ya había demostrado Su habilidad para evadir sus maquinaciones[8]. Él no murió porque Pilato lo condenó; como le dijo a Pilato, “Ninguna autoridad tendrías sobre mí si no se te hubiera dado de arriba” (Juan 19:11). Jesús murió porque Él libremente escogió sacrificar Su vida para cumplir la promesa de Dios de salvación. En Sus propias palabras: “…el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”. (Mateo 20:28).
Por Su propia declaración[9], Él pudo haber prevenido Su propia crucifixión en cualquier momento. Él pudo haber llamado ángeles para evitar Sus juicios, azotes, y ejecución. Él pudo haber huído de Jerusalén luego de que Judas lo dejó para traicionarlo o evitado haber escogido a Judas como Su discípulo[10]. Él pudo haber escondido Su identidad divina y vivido una vida relativamente pacífica. Él pudo haberse rehusado en venir a la tierra como un niño humano vulnerable en primer lugar.
¡En su lugar, con el completo conocimiento de todo lo que sufriría, Él escogió soportar el castigo que nosotros merecíamos, abriendo la puerta al perdón y a la salvación!
Conclusión
Culpar al pueblo judío por la muerte de Jesús no sólo es injusto e inmoral; descansa sobre una falla teológica peligrosa al minimizar el rol activo de Jesús en Su propia muerte. La teología antisemita inevitablemente detona acciones antisemitas. Desde burlas en el patio de la escuela hasta masacres de comunidades enteras, el Cargo de Deicidio ha sido usado para justificar siglos de apatía, odio, opresión, y violencia contra el pueblo judío.
Como creyentes, estas atrocidades son parte de nuestra historia. Deberíamos ser los primeros en alzar la voz en contra de esto y otras difamaciones antisemitas. Deberíamos ser los primeros en proclamar que Jesús voluntariamente dio Su vida para salvar a cada uno de nosotros de nuestro pecado. Él murió por los líderes religiosos judíos que lo acusaron; Él murió por Pilato, quien se lavó las manos de Él; murió por los soldados romanos quienes llevaron a cabo Su ejecución; Él murió por ti y por mí, quienes cometimos los pecados que requerían Su sacrificio.
¡La Muerte y resurrección de Jesús no son motivos para buscar chivos expiatorios, sino para regocijarse!
Escrito por Miriam, Coordinadora de Comunicaciones de Life in Messiah
¿Has escuchado alguna vez del Cargo por Deicidio (también conocido como el “cargo de asesino de Cristo”)? ¿Cómo deberías responder si alguien hace esta acusación enfrente de ti?
Dado que la difamación antisemita se originó desde dentro de la iglesia, ¿qué reflexiones podemos obtener acerca de las actitudes judías hacia el cristianismo? No debería sorprendernos que el cristianismo es percibido a veces como una religión de odio.
¿Habrá algunas maneras de que estés representando mal a Jesús con aquellos que no lo conocen? ¡Como creyentes, nosotros representamos a Dios en el mundo! Si actuamos con amargura u odio, lo estamos representando mal.
Revisa esta página sobre antisemitismo para recursos útiles.
Life in Messiah no necesariamente aprueba el contenido de este filme o su mensaje primario.
Lee más acerca de esta encuesta aquí. Para ejemplos de las formas que el Cargo de Deicidio toma hoy, lee este artículo. Para información del estado actual del antisemitismo americano, haz click aquí.
Citado en The Anguish of the Jews, por Edward H. Flannery (página 40).
A legacy of Hatred, por David Rausch (página 27).
Los Evangelios registran una amplia aceptación de Jesús y Sus enseñanzas por el pueblo judío común, lo cual los líderes religiosos vieron como una amenaza (por ejemplo, Marcos 11:18,19 y Lucas 19:47, 48). Que el complot para matar a Jesús fue fomentada por dicho liderazgo es claramente visto en Mateo 26:3-5; Marcos 14:1,2; Lucas 22:1,2, y Juan 11:45-53.
Ver Mateo 27:19.
Pilato enfatizó la inocencia de Jesús varias veces en Lucas 23. Versículo 4: “Y Pilato dijo a los principales sacerdotes y a la multitud: No encuentro delito en este hombre”. Versículo 14: “y les dijo: Me habéis presentado a este hombre como uno que incita al pueblo a la rebelión, pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado ningún delito en este hombre de las acusaciones que hacéis contra Él”. Versículo 15: “Ni tampoco Herodes, pues nos lo ha remitido de nuevo; y he aquí que nada ha hecho que merezca la Muerte”. Versículo 22: “Y él les dijo por tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho este? No he hallado en Él ningún delito digno de muerte...”.
Lucas 4:28-30 es un pasaje que demuestra la habilidad de Jesús para evitar Su daño; Él sabía que el tiempo no había llegado para Su muerte, así que Él se esforzó por evadir a aquellos que buscaban hacerle daño.
Él lo puso en claro luego de que Pedro atacó a uno de los hombres que llegaron a arrestarlo. Reprendiendo a Pedro, Jesús dijo, “¿O piensas que no puedo rogar a mi Padre, y Él pondría a mi disposición ahora mismo más de doce legiones de ángeles? Pero, ¿cómo se cumplirían entonces las Escrituras que dicen que así debe suceder?” (Mateo 26:53,54).
En Marcos 3:13-19, Jesús escoge a Judas para ser uno de Sus 12 discípulos, a pesar de que Él sabe que Judas lo traicionará.