Injertado (De Vuelta)

 
 

Cuando comencé a releer el Nuevo Testamento el verano pasado, me propuse que con cada pasaje que leyera, anotaría una nota acerca del texto. Las notas podían ser lo que fuera: una observación a nivel superficial, una oración corta, o tan sólo un comentario humorísitco sobre cómo habría malentendido ese pasaje de niña. La cuestión no era redactar el siguiente comentario profundo, sino ayudarme a enfocarme en la Escritura.

Esta estrategia casual de toma de notas fue muy efectivo en ayudarme a relacionarme con la Palabra. Patrones y paralelismos me saltaron mientras leía lentamente a través de los Evangelios, Hechos, y Romanos, escribiendo mis ideas y observaciones. Un paralelo interesante fue el que noté entre Juan 15:1- 17 y Romanos 11:11-24.

Juan 15:1-17: la Vid y las Ramas

Primero, consideremos el contexto de Juan 15. Las palabras en este pasaje fueron dichas por Jesús a Sus discípulos durante la Última Cena. Jesús ya había lavado los pies de los discípulos, advertido que sería traicionado (Juan 13), y ya les había prometido que enviaría un Consolador - el Espíritu Santo - luego de Su partida (Juan 14). En Juan 15, Jesús les enseña a Sus discípulos acerca de sus relaciones con Dios (vs. 1-11), entre ellos (vs. 12-17), y con el mundo (vs.18-25).

“Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en Mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto” (Juan 15:1, 2).

En esta metáfora, la vid representa a Jesús, y las ramas representan a Sus discípulos judíos. Los versículos continúan para hacer varios señalamientos importantes acerca de la relación de los discípulos con Jesús:

  • Jesús es la vid de la cual las ramas (sarmientos) crecen (Juan 15:1). Es Dios quien establece y nutre la relación entre Él y Sus seguidores.

  • Jesús los escogió para ser Sus discípulos y llevar fruto (Juan 15:16). Dios llama a Sus discípulos a salvación; ellos no lo escogen a Él.

  • Llevar fruto es la marca de un verdadero discípulo (Juan 15:8). Esto implica que no siempre es sencillo determinar quién está sirviendo genuinamente a Dios, como lo demuestra la falta de sospecha de los discípulos hacia Judas. La prueba de un verdadero discipulado no se encuentra necesariamente en lo que digan o en cómo vivan, sino en el fruto producido por su fiel dependencia a Dios.

  • Todo el fruto viene de Dios, y sólo las ramas (sarmientos) conectadas a la vid pueden llevar fruto (Juan 15:4-5, 16). Cualquier fruto espiritual nacido del ministerio de los discípulos es producido por Dios a través de la dependencia en Él.

  • Toda rama (sarmiento) que no lleva fruto será cortada (Juan 15:2, 6). La falta de fruto es una señal de que alguien no está verdaderamente permaneciendo en Dios, y aquellos que no permanecen en Él no son de Él. Los discípulos estaban evidentemente impactados cuando Judas traicionó a Jesús, pero mirando en retrospectiva después, ellos debieron reconocer la falta de fruto en la vida de Judas.

Romanos 11:11-24: Ramas de Olivo

Romanos fue escrito por el apóstol Pablo a la iglesia en Roma. En los capítulos que preceden Romanos 11, Pablo expresa su profunda preocupación por sus hermanos judíos (Romanos 9), enfatiza que la salvación por fe, no por la ley mosáica (Romanos 10); y afirma que Dios no ha rechazado al pueblo judío, pero que les ha permitido que tropiecen para que los gentiles puedan venir a la fe (Romanos 11).

Comenzando en el versículo 11, Pablo discute la dinámica entre los creyentes gentiles (las “ramas silvestres”), el pueblo judío (las “ramas naturales”), y Jesús (la “raíz”). La metáfora de Pablo de un árbol de olivo contiene algunos paralelos sorprendentes con la metáfora de la vid de Jesús.

  • Tal como Juan 15:1 describe a Jesús como la vid, Pablo llama a Jesús la raíz de la cual crecen las ramas naturales – y las ramas naturales son el pueblo judío (Romanos 11:16).

  • Tal como Jesús invita a las ramas a permanecer en Él (Juan 15:4, 5), Pablo enseña que las ramas son sustentadas por la raíz, es decir, la promesa de Dios de bendecir al mundo a través de Abraham, cumplida finalmente en Jesús (Romanos 11:18).

  • Jesús advierte que las ramas sin fruto serán removidas de la vid (Juan 15:2, 6); Pablo nota que las ramas naturales pueden ser desgajadas a causa de incredulidad (Romanos 11:19, 20).

Pablo también expande la metáfora para ilustrar cómo los creyentes gentiles entran en el plan de la salvación de Dios.

  • Pablo representa a los gentiles como ramas de olivo silvestre (Romanos 11:17). Aunque no son los descendientes naturales de la raíz, estas ramas silvestres pueden ser injertadas entre las ramas naturales.

  • La Fe asegura el lugar de cada rama en la raíz (Romanos 11:19, 20). Por fe, las ramas silvesters son injertadas; por la incredulidad, las ramas naturales son desgajadas (Romanos 11:19, 20).

  • Las ramas que fueron desgajadas pueden ser injertadas de vuelta (Romanos 11:23, 24). Es la fe en Jesús, no por el estatus de uno como judío o gentil, la que le da a uno un lugar en la raíz. No creyentes, tanto judíos como gentiles, son cortados de la salvación. Pero justo como las ramas silvestres pueden ser injertadas, así también las ramas desgajadas pueden ser restauradas a su lugar natural por la fe.

  • Pablo les advierte a las ramas injertadas a no mostrar arrogancia hacia las ramas naturales (Romanos 11:18). Para que no mostraran desdén por el pueblo judío no creyente, Pablo les recuerda a las ramas silvestres que su misma fe es un regalo de Dios, y no por su propio mérito - y Dios está igualmente dispuesto a extender el don de la salvación a las ramas desgajadas, si están dispuestas a creer.

Conclusión

Sea que hayamos nacido como ramas naturales (judíos) o como ramas silvestres (gentiles), todos nosotros comenzamos la vida con la necesidad de ser injertados. Gloria a Dios por habernos dado la fe para ser injertados en la raíz y por producir fruto espiritual en nuestras vidas. ¡Gloria a Él por incluirnos en Su obra de restaurar las ramas naturales a la Vid!

“Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13).

Escrito por Miriam, Coordinadora de Comunicaciones de Life in Messiah


  1. ¿Cómo estás llevando fruto? ¡Gracias a Dios por las maneras en las que Él está obrando a través de ti!

  2. ¿Te está impulsando Dios a alcanzar a las “ramas naturales” en tu comunidad? Visita nuestra página de Evangelismo Judío (sólo en inglés) para aprender más.

  3. ¿Quieres profundizar más en Romanos 11? Escucha este podcast.


Previous
Previous

Cuando los Calendarios Colisionan (y Confunden)

Next
Next

¿Es el Viernes Santo Realmente Bueno?