Lamento por Uno más grande que el templo
Tisha B’Av (el 9° día del mes Hebreo de Av) es conocido como el día más triste en el calendario Judío[1]. Pero observa con nosotros cómo el lamento puede llevarte a donde no te imaginabas.
Tisha B’Av comienza al anochecer del 6 de Agosto de este año y termina al atardecer del 7 de Agosto. Este día incluye un ayuno de 25 horas, como el ayuno menor que se llevó a cabo el 17 de Tammuz que le precedió tres semanas antes[2]. Según la tradición, este día marca tragedias significantes que le han acontecido al pueblo judío, principalmente con la destrucción de ambos Templos entre ellas.
La destrucción final del primero, el Templo de Salomón, ocurrió en el 9 de Av, en el año 586 a.C. El Segundo Templo fue destruído por Roma en ese día en el año 70 d.C. De acuerdo a la tradición, muchas tragedias le han acontecido al pueblo judío en Tisha b’Av, incluyendo expulsiones de Francia, Inglaterra y España. Hay toda una lista de calamidades destructoras y terminantes con la vida que han ocurrido en este día.
¿Por qué tantos eventos trágicos en el mismo día?
La tradición rabínica vincula este día con el pecado de incredulidad que ocurrió cuando Dios le dio instrucciones a Moisés de mandar espías a Canaán. De los 12 que fueron, sólo dos creyeron que debían obrar de acuerdo a la orden de Dios de entrar en la tierra. El mal reporte de los otros diez causó miedo entre el pueblo e Israel desobedeció la orden de Dios, incurriendo así en la ira de Dios. Este día fue el nueve de Av según la tradición.
Cómo se conmemora hoy en día
En este día en la actualidad, además de ayunar, muchas comodidades y cosas relacionadas con celebración son evitadas, tales como usar zapatos de piel, bañarse, aplicarse lociones, etc[3].
Porciones en este día
Muchos textos de Lamentaciones (Hebreo Eicha)[4] se leen junto con oraciones en la mañana y tarde, y textos de la Torah y Haftarah (section de los Escritos). Dichos pasajes inluyen: Deuteronomio 4:25-40; los textos del anterior ayuno menor en el 17 de Tammuz, Éxodo 32:11-14 y 34:1-10. Por la tarde, el texto de Isaías 55:6-56:8 que fue leído en el anterior ayuno menor, se lee de nuevo. Hay una porción adicional de Deuteronomio (4:25-40), y otra porción de la Haftarah que no fue leída en el anterior ayuno menor: Jeremías 8:13-9:23.
¿Podría ser tiempo de terminar el ciclo debido a que la causa se sigue repitiendo?
Estas lecturas tienen el propósito de recordarle a los Judíos sobre los pecados pasados de su pueblo cuando se extraviaban del pacto de Dios. Ellos ayunan implorando que Dios extienda Su amorosa bondad, y para mostrar sus corazones arrepentidos. Pero la realidad que encontramos en estas lecturas hoy en día es que aún siguen habiendo tragedias, aún siguen habiendo corazones sin arrepentirse.
Jeremías, quien escribe de una fuente de lágrimas por su pueblo[5], y Moisés, quien intercedió a favor de Israel para que no fueran consumidos por completo, no fueron la respuesta, porque el “corazón” del problema permanecía – la condición del corazón del ser humano[6].
La solución divina se encuentra en el texto
Un ex fariseo, Saulo de Tarso[7], mientras iba camino a Damasco buscando encarcelar seguidores de Jesús, tuvo un encuentro radical con el Mesías resucitado Jesús. Este encuentro divino resultó en que Saulo el perseguidor se convirtiera en Pablo, el proclamador de que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios, y el camino a la salvación a través de la fe en Él.
Pablo, varios años después de haber recibido la solución a la condición pecaminosa de su corazón al habérsele reemplazado su corazón de piedra por uno de carne[8], escribió acerca de algunas de las palabras de la porción de Jeremías que se leen en Tisha B’Av. Jeremías escribe, Pero el que se gloría, que se gloríe en el Señor[9]. Jeremías ahondó en esto al escribir:
Así dice el Señor: No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza; mas el que se gloríe, gloríese de esto: de que me entiende y me conoce, pues yo soy el Señor que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco —declara el Señor.
Entender y conocer al Señor
Esta es la solución.
Ni Moisés ni la Santa Ley de Dios fueron la solución para la condición del corazón que Jeremías declara en el capítulo 17 de Jeremías[10]. Aunque tratemos como es debido, aún de forma sincera, de obedecer y seguir al Dios de Israel, y de realmente conocerle, algo nos estorba.
Isaías identifica qué nos estorba para conocer a Dios
He aquí, no se ha acortado la mano del Señor para salvar; ni se ha endurecido su oído para oír. Pero vuestras iniquidades han hecho separación entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados le han hecho esconder su rostro[a] de vosotros para no escucharos.[11]
Y aquí vemos el diagnóstico de la raíz del problema: nuestro pecado. Las calamidades que nos acontecen, y el aparente silencio del Cielo, suelen estar directamente relacionadas con nuestras malas decisiones. El lamento de Israel por la pérdida del Templo es un reflejo de la pérdida de la relación íntima con el Dios de Israel.
Mayor que el Templo
Jesús, en una discusión con líderes religiosos sobre lo que era lícito en Shabbat, hizo estas asomborosas declaraciones: Él es mayor que el Templo, Él es el Señor del Shabbat; y Él es el Hijo del Hombre.[12]
Si esto es verdad, entonces las siguientes palabras de Jesús nos ayudarán a entender cómo conocer al Señor como dijo Jeremías.
Nadie conoce al Padre sino por Mí
Jesús habló claramente en numerosos textos acerca de que la única manera para que una persona pudiera conocer verdaderamente al Padre era a través del Hijo[13], Él mismo. La persona que conoce al Hijo, conoce al Padre. Así es como las palabras de Jeremías pueden ser cumplidas, de tal modo que una persona se pueda gloriar en la verdad de que conoce al Señor.
Si creyeras a Moisés entonces a Mí me creerías
Jesús, en otra discusión con líderes religiosos, desafió su amor a Dios el Padre porque ellos aseguraban creer en Moisés. Sin embargo, Jesús dijo que era Moisés quien los acusaría de incredulidad porque Moisés había escrito acerca de Jesús. No obstante ellos no creían sus escritos y no creían en Jesús como el Mesías de Israel[14].
Hay un lugar para el lamento
El día más triste en el calendario judío es un día de oraciones solemnes y corazones llorando por pecados pasados y tragedias. Zacarías escribe de un futuro lamento donde una vez más, al igual que en el 586 a.C. y el 70 d.C., las naciones se reunirán de nuevo contra Jerusalén. El Señor derramará Su Espíritu de Gracia y de súplica sobre la casa de David y habrá un movimiento de oraciones y lamentos generalizado en Israel debido a Aquél que fue traspasado[15].
Isaías, David, Zacarías, Moisés, Miqueas, y muchos otros profetas, escribieron acerca de Aquél por quien Israel lamentará como quien se lamenta por la pérdida de su único hijo. Este lamento es uno que nos guía a clamar a Aquél que no conoció pecado pero se hizo pecado para que nosotros pudieramos ser hechos justicia de Dios[16] en Él, y gloriarnos de que conocemos al Padre porque conocemos al Hijo.
Que el lamento por el templo se convierta en lamento por Aquél que es mayor.
Por favor contáctanos para que podamos mostrarte cómo Moisés escribió de Aquél que puede tomar el pecado que nos separa de Dios.
Escrito por Jeff, staff de Life in Messiah
¿Sobre qué cosas/personas te estás lamentando?
¿Conoces a Aquél que puede cambiar tu lamento en gozo?
¿Te unirás a nosotros para orar que Moisés y los profetas dirijan hoy a muchos más a la salvación que es a través de Yeshúa?
https://jerusalemjournal.net/news-and-views/the-saddest-day-on-the-jewish-calendar
El 17 de Tammuz un ayuno menor precede Tisha B’Av y comienza las “tres semanas de lamento por los muros de Jerusalén que fueron rotos el 17 de Tammuz, y tres semanas después, el 9 de Av, la ciudad fue destruída”.
https://www.myjewishlearning.com/article/eicha-faith-in-a-whirlwind/
Jeremías 9:1.
Jeremías 17:9.
Filipenses 3:4- 6; Hechos 7:54- 58; Hechos 8:1- 3; Hechos 22:1- 21.
Ezequiel 36:25- 27.
2 Corintios 10:17.
Jeremías 17:9- 11.
Isaías 59:1.
Mateo 12:1- 8; Hijo del Hombre ver en Daniel 7:13, 14.
Juan 14:6- 11; Hechos 4:12.
Juan 5:30- 47 (5:45- 47, específicamente).
Zacarías 12:10- 14.
2 Corintios 5:21.