¿Es posible el perdón después del Holocausto?

 
 

“¡Escuché a alguien decir: ‘Los sobrevivientes del Holocausto deberían perdonar a los Nazis!’”, exclamó Atefeh indignada. Como una atea asistiendo a una universidad cristiana, ella solía estar en desacuerdo con sus compañeros de clase, pero pocas cuestiones la frustraban tanto como esta. “No sabemos cómo se sienten las victimas”, decía, “¡no tenemos permitido decidir por ellos!”.

Esto encendió inmediatamente una discusión entre Atefeh, yo, y nuestra amiga Jen. ¿Es apropiado, nos preguntamos, o siquiera posible, perdonar a los perpetradores del Holocausto?

Jen, una creyente como yo, observó que el perdón es menos para el perpetrador y más para la víctima, permitiéndoles sanar de los males que han sufrido. Yo señalé que perdonar a alguien por sus crímenes no significa borrar las consecuencias. Atefeh argumentaba que perdonar a alguien por su crimen sólo abre el camino para que lo hagan de nuevo. Mientras que Jen y yo estábamos de acuerdo en que la sangre de Jesús es suficiente para todos los pecados - incluso el Holocausto - Atefeh sostenía que los crímenes de los Nazis nunca deberían ser perdonados u olvidados.

Había una cosa en la que todas estábamos de acuerdo: el complejo dolor y trauma del Holocausto no debería y no puede ser reducido a un simple asunto de perdón.

Personalmente, yo he tenido que preguntarme: “Si yo creo en el perdón, ¿por qué no puedo respaldar el argumento de esta joven?”. Viendo lo que la Escritura dice acerca del perdón, aquí hay tres conclusiones a las que he llegado.

1.     Los creyentes están llamados a perdonar como Dios nos ha perdonado.

SEÑOR, si mirares a los pecados,
¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?
Pero en ti hay perdón,
Para que seas reverenciado (Salmos 130:3, 4).

Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo (Efesios 4:32).

Sin importer la ofensa, la Escritura deja claro que Dios quiere que perdonemos. Pablo enfatiza que los creyentes deberían perdonarse unos a otros[1], y Jesús enseñó repetidamente que debemos amar a nuestros enemigos y perdonar a aquellos que nos lastiman[2].

En Mateo 18:21-35, Jesús cuenta la parábola del siervo a quien, siendo perdonado por su amo de una enorme deuda, inmediatamente arroja a otro hombre en la prisión por una pequeña suma. Cuando el amo escucha lo que hizo el siervo le dice: “Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. ¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?” (Mateo 18:32,33).

El punto es que nuestra responsabilidad para con Dios es más grande que nuestra responsabilidad unos con otros. Como creyentes, hemos sido perdonados por el Dios del universo. Por lo tanto, hemos sido llamados a perdonar a otros. ¿Quiénes somos nosotros para rehusar el perdón cuando Dios no lo hace?

2. Sólo el perdón de Dios está investido de autoridad para perdonar pecado.

Contra ti, contra ti solo he pecado,
y he hecho lo malo delante de tus ojos,
de manera que eres justo cuando hablas,
y sin reproche cuando juzgas (Salmos 51:4).

Al Señor nuestro Dios pertenece la compasión y el perdón, porque nos hemos rebelado contra Él, (Daniel 9:9).

Todo pecado es finalmente cometido contra Dios. Sólo Dios tiene autoridad para perdonar la culpa. Esto significa que el perdón humano es fundamentalmente diferente del perdón de Dios. Nuestro perdón es entre un pecador y otro; el perdón de Dios viene de una posición única de autoridad.

Eva Mozes Kor, quien sobrevivió a la experimentación de Josef Mengele en Auschwitz, pública y controversialmente perdonó a los nazis. Pese a mucha crítica por su decisión, Eva encontró paz peronal y sanidad al escoger renunciar a su ira y resentimiento.

Como sea, la elección de Eva no deshizo sus propios sufrimientos y los de otros. Eso no revirtió la muerte de sus propios padres en la cámara de gas. Tampoco borró la culpabilidad de los nazis delante de Dios. El perdón humano no tiene ese poder.

Nuestro perdón no renuncia a la justicia; solamente deja la justicia en las manos de Dios. Los perpetradores del Holocautos -i ncluso aquellos que evadieron la justicia humana - enfrentarán final e inevitablemente el juicio de Dios por sus acciones a menos que se arrepientan.

3. El perdón beneficia a la parte culpable sólo si ellos se arrepienten.

Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso y su palabra no está en nosotros (1 Juan 1:9,10).

El perdón es siempre beneficioso para el perdonador. El perdón ha demostrado, por muchas fuentes seculares, facilitar la sanidad y mejorar la salud mental, espiritual y física del perdonador[3]. Como sea, la elección de perdonar de una persona no necesariamente impacta la vida de quien ha perdonado.

Dios repetidamente coloca el perdón dentro del contexto del arrepentimiento humano[4]: el reconocimiento y abandono del mal. Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna”. La sangre de Jesús es suficiente para cubrir todos los pecados - incluso los de los nazis - pero nadie se beneficia de Su sacrificio sin creer y arrepentirse.

Mengele pasó el resto de su vida huyendo de la justicia por la atrocidades que cometió. Murió en Brasil sin haber expresado nunca remordimiento. La decisión de Eva de perdonarlo hizo toda la diferencia para ella, pero ninguna para Mengele. Él aún debe enfrentar el juicio de Dios.

Así que, ¿es posible el perdón después del Holocausto?

Yo no tengo la autoridad divina de Jesús de perdonar. Yo misma no soy una sobreviente, ni soy el pastor, rabbi, o miembro de la familia de alguien que sí lo sea. De hecho, no conozco personalmente a algún sobreviviente del Holocausto. Aún si yo fuera lo suficientemente atrevida para exhortarlos a que perdonen, my exhortación no tendría ningún peso.

Para ser clara, yo creo que perdonar siempre es la decisión correcta, y expresaría esta creencia en el improbable caso de que un sobreviviente preguntara mi opinión. Sin embargo, en lugar de exhortar a otros a perdonar, creo que mi papel es escuchar las historias de los sobrevivientes y asegurarme de que nunca sean olvidadas.

Perdonar no significa olvidar. Si olvidamos el Holocausto, no sólo deshonramos a las víctimas y sobrevivientes, nos arriesgamos a permitir que pase de nuevo.

Si me dan la oportunidad, me encantaría introducir el perdón sanador de Dios. Después de todo, Él es el único que tiene el poder de cambiar los corazones, perdonar la culpa, y sanar heridas para siempre.

Escrito por Miriam, Coordinadora de Comunicaciones de Life in Messiah.


  1. ¿Tú qué piensas? ¿Es posible el perdón después del Holocausto? ¿Piensas que hay situaciones en las que sí fuera apropiado, y otras en las que no?

  2. Si no existe Dios ni la vida después de la muerte, el perdón no tiene entonces sentido. Sin embargo, si Dios y la vida después de la muerte sí son reales, no tendría sentido que lo creyentes retengan el perdón hacia otros. ¿Qué crees tú acerca de Dios, la justicia, y la vida después de la muerte? ¿Cómo afecta esto en tu actitud respecto al perdón?

  3. ¿Crees que la sangre de Jesús es suficiente para todos los pecados, incluyendo los de los Nazis? ¿Incluyendo los tuyos?


  1. Ver Romanos 12:20; Colosenses 3:13; Efesios 1:7,8; 2 Corintios 2:7.

  2. Mateo 6:14; 18:21,22; Marcos 11:25; Lucas 6:27,37.

  3. La Clínica Mayo, la Universidad de Berkeley, California, la Medicina Johns Hopkins, y la Escuela Médica de Harvard son algunas fuentes de buena reputación promocionando los beneficios en la salud espiritual, mental y física que trae el perdón – aún para las víctimas de abuso y trauma.

  4. Isaías 55:7:

    Abandone el impío su camino,
    y el hombre inicuo sus pensamientos,
    y vuélvase al Señor,
    que tendrá de él compasión,
    al Dios nuestro,
    que será amplio en perdonar.

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