Perdonar y Renovarse
“Esto es díficil de decir para mí”, me dijo mi amiga, mirando hacia abajo a la mesa. “Te he estado evadiendo últimamente. Ha sido muy doloroso interactuar contigo”.
Me quedé helada y en shock. Cuando mi amiga me pidió reunirnos para almorzar, pensé que solo quería ponerse al día. Pero ahora ella me estaba diciendo que la había lastimado profundamente - lo suficiente como para considerar dejar que nuestra amistad se detuviera.
Lo que la detuvo fue la insistencia de Dios, recordándole que Él la había perdonado por sus pecados contra Él. Él la estaba llamando a brindarme la misma oportunidad a mí - una oportunidad de arrepentirme y reconciliarme.
Habiendo dicho lo que ella necesitaba decir, mi amiga esperó mi respuesta.
“Estoy de acuerdo en que necesitamos hablar sobre esto”, dije, conteniendo las lágrimas. "Pero no estoy lista para ello ahora mismo, ni aquí mismo". Acordamos continuar la conversación más tarde y me fui sin comer.
Amando lo suficiente para buscar reconciliación
Los últimos años han sido duros para nuestro mundo - y nuestras relaciones. Una pandemia global, desastres naturales, y guerras cargadas de atrocidades humanas han traspasado la creación con cicatrices incurables (Romanos 8:22). En los Estados Unidos, donde nada permanece sin ser político por mucho tiempo, estos acontecimientos han repercutido en forma de relaciones fracturadas. Familias y amigos, compañeros de clase y de trabajo se han peleado por el COVID o la guerra entre Israel y Hamás.
El perdón es uno de los más dulces regalos del evangelio - pero seguido el más difícil de poner en práctica. En muchas maneras, nuestra cultura promueve actitudes que se oponen al perdón, animándonos a terminar con las personas “tóxicas” de nuestras vidas. Y es verdad que hay muchos casos trágicos en donde la única opción viable es cesar todo contacto.
Pero estoy hablando acerca de una diferente clase de relación. Me refiero a la novia que estaba tan absorta en sus planes de boda que descuidó nuestra amistad. El primo al que admiramos y que nunca nos tomó en serio. El amigo con el que dejamos de hablar después de un malentendido. El padre que nos enfureció con opiniones políticas exageradas.
Quizás nada haya cambiado exteriormente en estas relaciones. Seguimos saliendo a tomar un café o poniéndonos al día en eventos sociales - pero internamente albergamos un profundo dolor y resentimiento.
Escribo esto tanto para ti como para mí: somo llamados a buscar reconciliación unos con otros. Y la reconciliación exitosa requiere que asumamos la postura que Pablo describe en Colosenses 3:12-13:
…Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
Perdonar no es fácil. Especialmente cuando dudamos de que la persona que nos lastimó responderá bien si la confrontamos. Pero estamos llamados a poner en nuestros corazones compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia hacia aquellos que nos lastiman - ya sea que sigan nuestro ejemplo o no.
Y la verdad es que no sabemos cómo responderán cuando los confrontemos. Tal vez se lo quitarán airadamente de encima. Incluso ellos podrían no estar conscientes. Pero también ellos podrían estar ansiosos por hacer las cosas bien.
El Resultado del Conflicto
Luego de que mi amiga me confrontara en la comida, pasé la tarde entera en un arrepentimiento doloroso y humillante. Estaba profundamente convencida por la verdad de sus palabras y sentía un arrepentimiento intenso por haberle hecho mal. Y aun así, sentí una extraña dulzura al confersar mi pecado a Dios y saber que yo era perdonada por Él.
Habiendo arreglado las cosas con Dios, continué con mi amiga al día siguiente. Con nueva humildad afirmé la justicia de su agravio contra mí. Expresé mi profundo arrepentimiento por cómo la había lastimado. Le agradecí sinceramente por darme la oportunidad de hacer las cosas bien. Le dije que me sentía profundamente amada, sabiendo que ella consideraba que nuestra amistad valía una confrontación dolorosa.
Mi amiga me perdonó al instante, y en los siguientes meses trabajamos para reparar nuestra amistad. Nuestro esfuerzo rindió frutos: seguimos muy unidas hasta este día. Y nuestro lazo es más fuerte y profundo porque mi amiga me amó lo suficiente como para confrontarme, y yo la amé lo suficiente como para humillarme y arrepentirme.
Nuevo Año, Nuevo Comienzo
Durante la temporada navideña, hemos estado celebrando la encarnación de nuestro Salvador y Mesías, Yeshúa (Jesús). ¡¡Él vino para que el perdón pudiera estar abierto a todos nosotros!! Mientras el Nuevo Año comienza, temenos una asombrosa oportunidad de comenzar de nuevo - hablar amorosamente a aquellos que nos han lastimado, o disculparnos con aquellos que hemos herido, y buscar reconciliación.
¡Podría ser el primer paso hacia tu amistad más fuerte hasta ahora!
Escrito por Miriam, Asistente de Comunicaciones de Life in Messiah
¿Has experimentado el gozo de la reconciliación? ¡Gloria a Dios por trabajar en restaurar nuestras relaciones terrenales!
¿Ha puesto Dios en tu corazón buscar a alguien para ofrecer o buscar perdón? Pide que la gracia de Dios esté trabajando en la conversación.