Alerta de Spam

 
 

Cuando estaba en la escuela primaria (en el tiempo en que los dinosaurios rondaban por la tierra), el Weekly Reader me informó que un día habría “teléfonos con imágenes”. Estos instrumentos futuristas me permitirían ver al que llama.

En los años 50s, no creo que nadie, fuera de los escritores de ciencia ficción, predijeran “teléfonos inteligentes” que uno podría llevar fuera de casa. Ni en mis sueños más salvajes podría haber imaginado una videoconferencia mientras viajaba en la autopista, con Waze brindando navegación a la estación de servicio más cercana que se encuentra en la aplicación de búsqueda por internet – todo desde un teléfono celular.

Le tomó decadas para esta tecnología prometida llegar a ser realidad. Pero la bendición de la conveniencia pronto se volvió una perdición cuando los vendedores por teléfono se apoderaron de mi número de teléfono.

Mi proveedor de servicio intenta ayudarme publicando “Alerta de Spam” en algunas llamadas entrantes. Aún así, llegué hasta el punto en que no respondo llamadas de números desconocidos como quiera. Mis amigos siempre me pueden dejar un mensaje de voz si lo necesitan.

¡Cómo quisiera que hubiera una “Alerta de Spam” para filtrar pensamientos! En nuestros roles como mentores en Life in Messiah, Lori y yo solemos hablar con creyentes que están luchando con dudas de sí mismos o una sensación de ser inadecuados. Muy seguido tales pensamientos sirven para desanimar y deshabilitar.

Típicamente, la fuente puede ser rastreada a un “dardo de fuego” plantado en el cerebro. Ve si este “tren de pensamiento susurrado” te suena familiar:

Tal y tal no me quiere/ piensa de mí pobremente.

            Mmm… Me pregunto si es verdad.

                        Realmente podría ser verdad.

Sí, probablemente es verdad.

                                   Necesito evitar a tal persona.

A mí tampoco me gusta él/ella.

En este punto, si el pensamiento es objetivamente verdad ya no importa. Me he convencido a mí mismo de su validez y voy a responder como si fuera un hecho – incluso cuando la verdad podría ser justamente lo contrario.

Tristemente, una vez que nuestras mentes se han plantado en ello, aún la evidencia de lo contrario es rechazada muy fácilmente.

La asombrosa capacidad del cerebro para creer (y actuar con base a) una percepción equivocada podría haberme costado la vida. Hace algunos años (cuando ya los dinosaurios se habían ido) enseñé una clase de Perspectivas al noroeste de Indiana. Era ya tarde por la noche cuando la clase acabó. Empaqué los dispositivos y subí cansadamente al coche para conducir a la casa de mi anfitrión, a una hora de distancia.

Estaba muy agradecido por la navegación GPS en este territorio no familiar. Los cielos se veían negros con nubes de tormenta. Pronto los limpiaparabrisas comenzaron a sonar como un metrónomo hipnótico mientras luchaban por limpiar el cristal de la lluvia. Encendí la radio para ahogar el aguacero.

Los caminos rurales estaban a oscuras y estaba tenso por ver la autopista delante. “Vuelta a la izquierda” ordenó mi teléfono inteligente en una señal de alto. No había tráfico a la vista. Negocié el giro a la izquierda en la carretera de dos carriles.

El camino delante de mí estaba desierto, no había coches a la vista. En muy poco tiempo, me enfrenté al tráfico que se dirigía hacia mí. Al frente, estaba este camión o coche individual dirigiéndose hacia el oeste, y luego vehículos en grupos.

No muy lejos, vi que un automóvil que se aproximaba se detuvo en mi carril para rebasar un camión. Midiendo la distancia, consideré que retrocedería detrás del remolque hasta que yo pasara. Pero no, aceleró, lanzándose delante del caminón mientras yo aceleré hacia él.

Buena movida, amigo, pensé. ¡Debes estár muy apurado por llegar a casa!

Yo seguí con mi ajetreo por la autopista, sentí ganas de dormir. Pero en los siguientes veinte minutos o más me encontré con una serie de extraños conductores hacia mí que, como el primero, parecían muy apurados por rebasar el tráfico lento aunque veían que yo me dirigía hacia ellos. Algunos bajaban la velocidad y volvían a su carril hasta que yo pasara. Otros, parpadeaban sus luces hacia mí, como si esperaran que yo desacelerara para permitirles escabullirse antes de que yo cerrara el paso.

¡Santo Cielo! ¿Dónde aprendieron a conducir tan agresivamente estos provincianos (personas de Indiana)?

“Vuelta a la derecha”. Desaceleré, hice la vuelta a la derecha… y para mi sorpresa, inmediatamente descubrí que estaba atravesando un camino de doble línea paralela. ¿Qué es ESTO?

Comenzó a amanecer - y mi ritmo cardiáco se triplicó. ¡He estado conduciendo por media hora en el SENTIDO EQUIVOCADO en una autopista dividida de 4 carriles! Todos esos conductores que pensé que estaban siendo temerarios deben haber estado pensando, “¡Santo Cielo, eres un tonto, ¿qué sustancia te metiste?”.

Entonces, Gracias, Señor, por preserver la vida a este tono… ¡otra vez!

Repasé en mi mente cansada cómo fue que sucedió todo esto:

  • En la oscuridad y la lluvia tomé una vuelta a la derecha que deseaba pero me equivoqué en ver que necesitaba avanzar más hasta la intersección antes de dar la vuelta.

  • La radio, los limpiaparabrisas, la lluvia cayendo, tapó el sonido de los claxons que probablemente estaban lanzando alarmas.

  • Mi cansado cerebro nunca me alertó de que no estaba viendo una sola roja trasera, sólo tráfico que venía.

  • Fallé en notar que cualquier señal de tránsito que pasaba a mi derecha estaba volteada hacia la dirección contraria.

  • Y yo de alguna manera procesé toda esa información incorrectamente, presumiendo que yo estaba en lo correcto y todos esos conductores estaban siendo descuidados.

“No hay mayor engaño que el auto engaño”. ¡Cuán fácil es para mí peribir equivocadamente y malinterpretar – y estar convencido de que estoy en lo correcto!

Que la propaganda de Vladimir Putin acerca de la invasión de Ucrania es creída por tantos rusos sirve para ilustrar cuán fácilmente incluso grandes mentiras pueden ser creídas por tantos. La capacidad para trazar conclusiones equivocadas aumenta con la falta de familiaridad, especialmente cruzando lenguajes y culturas.

¿Cuántos problemas que se encuentran en las relaciones (familia, amistades, trabajo/ministerio) crecen de la propensión por permitir que las semillas de ideas equivocadas se transformen en “realidad artificial”, la cual guía nuestras actitudes y acciones? ¿Qué tan seguido nuestro crecimiento espiritual se bloquea o nuestra utilidad en el servicio se retrasa porque tropezamos con las mentiras susurradas por satanás?

“No creas todo lo que piensas”, es un sabio consejo. El orgullo de mi carne, las influencias de la cultura, y las mentiras susurradas del Adversario, todo opera en mi contra. Necesito poner atención a la “Alerta de Spam” del Espíritu Santo y “tomar cautivo todo pensamiento a la obedicencia del Mesías” (2 Corintios 10:5). ¿Qué hay sobre ti?

Mientras compartimos el Evangelio, hacemos bien en orar para que Dios remueva el velo espiritual sobre los ojos de aquellos que aun no creen en la verdad (1 Corintios 2:14; 3:12- 17) Lo que uno hace con Jesús (la máxima verdad de Dios), determina el destino eterno.

Escrito por Wes Taber, Embajador global de Life in Messiah


  1. ¿Qué historia contarías para ilustrar el actuar en base a una percepción equivocada? ¿En qué resultó?

  2. Como seguidores del Señor Jesús, hacemos bien en buscar activamente la sabiduría del Espíritu Santo mientras procesamos los pensamientos en nuestras cabeza. Cuando el Enemigo llama, ¿cómo suena tu alarma espiritual “Alerta de Spam”?

  3. Para conocer más sobre “la batalla en la mente”, revisa este TŌV Podcast de tres episodios:

https://lifeinmessiah.org/thetovpodcast/navigating-this-life,

https://lifeinmessiah.org/thetovpodcast/devils-deceptions,

https://lifeinmessiah.org/thetovpodcast/battle-for-the-mind.


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