La Revolución del Jesús judío (Parte 1)
Enero de 1961. Estoy viendo al presidente recién electo John F. Kennedy dar su discurso inaugural. En este estaba la promesa de mandar a un hombre a la luna y su famoso dictamen: “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta qué puedes hacer tú por tu país”.
Los Estados Unidos estaban entrando en una temporada conocida como “Camelot”[1]. Kennedy era apuesto, urbano y, siendo el presidente electo más jóven para oficiar, estaba lleno de vitalidad.
Su esposa era hermosa, encantadora, y sofisticada. En un libro posterior acerca de esa era, sus consejeros fueron etiquetados como “los mejores y más brillantes”. Habían grandes peligros por enfrentar, incluyendo una guerra nuclear con el némesis de los Estados Unidos, la Unión Soviética. Él parecía ser el homre indicado en el lugar indicado.
Y entonces, en el tiempo que le toma a una bala dar en su objetivo, todo se acabó. El 22 de Noviembre de 1963, Kennedy fue asesinado. Camelot se acabó. Y con él el sentido de inocencia de los Estados Unidos.
Comenzando con la sección Watts de Los Ángeles en 1965, disturbios estallaron en las ciudades a través del país por los siguientes veranos. A medida que la temperatura exterior aumentaba, así también lo hacía la ira. En 1967, mi lugar de nacimiento Newark, New Jersey experimentó uno de los disturbios más feroces y violentos. Newark se incendió y gente murió. A mi padre le apedrearon el coche cuando venía conduciendo del trabajo. Newark nunca ha vuelto a ser el mismo.
Durante este tiempo de convulsión, Medgar Evers fue asesinado en 1963. Cinco años después el prominente líder Martin Luther King fue muerto por la bala de un asesino. Unas pocas semanas después, el hermano menor de John Kennedy, Robert Kennedy, fue derribado luego de un discurso de campaña. Se estaba postulando para presidente en ese tiempo.
Violencia. Asesinato de servidores públicos e inviduos heróicos. Pero eso no era todo lo que estaba sucediendo. El conflicto en Vietnam estaba en pleno apogeo y el presidente Johnson estaba regular e inexorablemente incrementando el número de nuestras tropas en Vietnam.
La guerra no era popular en casa. Algunos la veían como necesaria para ayudar a detener el esparcimiento del ateísmo comunista. Otros la veían como tomando lugar lejos de las costas de América y no nuestra pelea. Las demostraciones en contra de la guerra se incrementaron en intensidad y frecuencia. No todo, pero mucho de esto fue dirigido por jóvenes y estudiantes de universidades.
En 1968 los Beatles viajaron a la india para estudiar Meditación Trascendental con Maharishi Mahesh Yogi. Esto abrió la puerta a una influencia de religiones orientales y un entusiasta interés en la comunidad hippie que buscaba vivir de manera contraculturalmente a sus padres.
Mi universidad en Washington, D.C. estaba a seis cuadras de la Casa Blanca. Nos volvimos el epicentro de las manifestaciones contra la guerra. Vi a los guardias nacionales golpear a los estudiantes del club, y luego arrastrarlos fuera.
Una noche, unos protestantes contra la guerra tomaron un edificio del campus y colgaron una bandera roja y una imagen del presidente Mao. Se inició una pelea entre un protestante hippie y un deportista de la fraternidad. Eran tipos grandes y yo me acerqué un poco más para verlos. Sin darme cuenta, alguien del segundo piso tomó un perchero de madera y lo arrojó por la ventana. Me golpeó en la cabeza y tuve que ser llevado de urgencias al hospital para unas puntadas.
En Mayo de 1971, sucedió una enorme protesta. El Fiscal General declaró ley marcial sobre las calles de Washington. Yo me preguntaba cómo podría estar sucediendo esto en el hogar de la libertad y la tierra de los valientes. ¡Esta clase de cosas pasaban en países tercer mundistas, no en los Estados Unidos!
Adicional a toda esta división y convulsión vino el ascenso de la cultura de la droga y la era del “amor libre”. El profesor de Harvard, Timothy Leary le dijo a los estudiantes que “Enciendan, sintonicen, y abandonen”. Las drogas estaban por doquier. Desnudez, promiscuidad sexual, y el mantra “no confíes en nadie mayor de 30” capturaron a la juventud de nuestra nación. Si no te comprometías con ello, sencillamente no eras cool, viejo. Éramos una nación en rebelión contra nuestros padres, nuestros maestros, toda autoridad, y Dios.
Sin embargo, Dios en su infinita bondad escuchó las oraciones y clamores por el bien de esta nación y de sus hijos e hijas perdidos. Historias empezaron a ser reportadas de jóvenes, hippies, dando sus vidas sin reservas a Jesús. En grandes y grandes cantidades, aquellos que alguna vez usaron drogas y/o fueron promiscuos sexualmente rendían sus vidas a Dios.
Informes de renovación espiritual recorriendo la nación estaban en los noticieros nocturnos y en nuestras publicaciones más ampliamente leídas. Esto no sucedió en una esquina; sucedió para que todo el mundo lo viera. En la misericordia de Dios, Él trajó un reavivamiento que fue denominado la “Revolución de Jesús”.
Sólo Dios sabe el número exacto de personas que escaparon de las fuerzas destructivas que cautivaban a la nación. Algunos bromean, “¡Si recuerdas los 60s no estuviste ahí!”, porque al parecer todos estaban drogados.
Habiendo crecido como judío, me convertí a la fe hacia el final de la Revolución de Jesús en 1978. Pero mi experiencia temprana en la fe fue con aquellos que habían estado directamente involucrados y tuvieron vidas transformadas. Muchos amigos judíos se hicieron creyentes en Jesús como el Mesías. Y muchos de ellos se hicieron líderes de ministerios y formadores de iglesias. Me estremezco al pensar lo que hubiera pasado con los Estados Unidos si Dios no hubiera intervenido. La nación estaba precipitándose hacia la destrucción.
¿Es lo que sucedió en la universidad de Asbury, y ahora en otros lugares, el comienzo de un nuevo avivamiento? Oro que sí. Sintonízanos la siguiente semana para más de “la Revolución del Jesús Judío”.
Escrito por Marc, staff de Life in Messiah.
¿Has tenido personalmente tu “revolución de Jesús”?
¿Qué crees que Dios está haciendo hoy con las conversaciones de “avivamiento”?
¿Te unirías a nosotros en oración por una nueva generación de jóvenes que sea guiada a la fe salvadora en el Señor Jesús?
Se le llama así al período de la administración de John F. Kennedy evocando el período mitológico del Rey Arturo en la ciudad de Camelot. Esto debido al sueño utópico y altos ideales que se tenían en él.