Del Polvo y Gloria

 
 

¿Sabías que el cuerpo humano consiste de los mismos elementos básicos que la superficie de la tierra? Esto no debería sorprendernos. La Biblia nos dice en Génesis 2:7: “Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente”.

Cuando entramos a este mundo, el primer sonido de nuestro pequeño ser es un gemido. Aliento en nuestros pulmones. El llanto de cada individuo es único, basado en la longitud de las cuerdas vocales de cada quien, como una huella digital en ondas sonoras.

Es verdaderamente asombroso que compartimos los mismos elementos básicos con la tierra y, aún así, con el aliento de vida en nuestro pulmones, podemos llenar la tierra con cantos, poesía, comunicación verbal, etc.

Tres porciento de la población tiene ojos color gris y dos porciento comparten el color verde.

Un porciento de la población es ambidiestra (capaz de escribir tanto con la mano izquierda como con la derecha).

El cabello rojo aparece solamente en el dos porciento de la población.

Y luego estamos aquellos de nosotros que podemos escuchar cualquier nota musical y replicarla perfectamente. Uno entre diez mil tiene esta abilidad llamada oído absoluto.

¿No es increíble el diseño de Dios en la humanidad? Nuestros rasgos físicos no son las únicas cosas que serán únicas sólo para nosotros, sino también nuestra experiencia de vida. Nuestro sufrimiento también será distintivo de nuestros viajes personales.

Estos viajes únicos de sufrimiento tienen el potencial de transformar nuestras vidas si se entregan en manos del Creador Todopoderoso. Tengo experiencia de que en mi propio quebrantamiento habita la gloria del Dios vivo. Él vive allí.

“Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu” (Salmos 34:18).

“(El Señor) sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas” (Salmos 147:3).

“El Espíritu del Señor Dios está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón” (Isaías 61:1).

Este término de quebrantados de corazón literalmente significa ser destrozado. ¿Te has topado con esto antes? ¿Puedes identificar tu más grande decepción?

En la Biblia hay muchos cuyas vidas están marcadas por el sufrimiento. La historia de José aparece en Génesis 37-46. José fue el hijo favorecido de Jacob y le fue dada una túnica de muchos colores, que significaba la intención de Jacob de hacer a José el siguiente cabeza del clan, aun cuando él no era el primogénito de los hijos de Jacob[1]. Esto provocó celos en los corazones de sus hermanos. Algunos de estos hermanos habían visto a su propia madre, Lea, ser maltratada. La Biblia dice que Lea no era amada por Jacob y que el Señor vio esto y le dio hijos.

José en cambio fue odiado desde su juventud. Sus sueños acerca de gobernar toda su familia empujaron a sus hermanos al límite. Le tendieron una emboscada y lo vendieron como eclavo a unos comerciantes que iban de camino a Egipto. Él enfrentó la máxima traición: el rechazo de su propia familia.

Como un esclavo, José ingresó a la casa de Potifar, donde prosperó porque el Señor estaba con él. Todo lo que tocaba florecía. La esposa de Potifar también vio esto y quiso a José para ella. Cuando se rehusó a deshonrar a Dios y a su amo, ella lo acusó falsamente, y él fue echado a prisión.

En prisión José floreció otra vez, porque el texto dice que el Señor estaba con él. Es ahí, a través de interpretar sueños por el don de Dios, que él ascendió al poder como el segundo de Faraón y salvó al mundo conocido en ese momento a través de una hambruna generalizada. José les dice a sus hermanos al final: “vosotros pensasteis mal para mí, pero Dios lo encaminó para bien” (Génesis 50:20, parafraseado).

El Señor usó la vida de José para mostrarnos que las mismas cosas que buscan destruírnos y destrozarnos tienen el potencial de brindar belleza de las cenizas.

En Salmos 147:3, la frase “quebrantados de corazón” es un término usado para el quebrantamiento de la cerámica[2]. Nuestro corazón es comparado con una vasija de barro, capaz de romperse. Yo he experimentado esta experiencia quebrantadora personalmente.

¿Qué cosa buena puede venir de ser quebrantado o aplastado en espíritu?

Al crear cerámica, se deben seguir algunos pasos para tener éxito. La arcilla es un tipo de suelo mineral que a veces contiene diversos grados de aluminio, hierro, potasio, sodio y calcio. Tiene una textura muy fina, lo que la hace moldeable. Cuando se mezcla con agua y se trabaja con las manos del alfarero, esta arcilla puede convertirse en cualquier tipo de vasija. Debe secarse y luego colocarse en un horno (horno de cerámica), donde se calienta hasta 2000 grados. Sólo cuando ha estado en un fuego tan caliente se puede utilizar la vasija de barro para transportar agua y hornear.

Un alfarero sabe que si quiere crear una vasija perdurable que pueda resistir un calor más intenso, necesita añadir algo a la arcilla cuando es formada.

Esa mezcla de aditivos se llama grog. Grog parece polvo. Es el polvo de la cerámica que ya ha sido cocido y luego triturado. El alfarero toma el polvo de los trozos de cerámica previamente rotos y lo agrega a la arcilla nueva. Este grog permitirá que la arcilla se convierta en un recipiente más grande y más fuerte que pueda resistir incendios más calientes.

Jesús me mostró algo poderoso durante mi temporada de quebranto. No me explicó por qué estos eventos sucedieron en mi vida, o me quitó el dolor. En cambio me recordó Sus cicatrices.

Él dijo: "Entiendo". Sabía lo que era ser destrozado. En uno de Sus últimos días con Sus discípulos, tomó pan y lo partió, diciendo: "Esto es mi cuerpo, que es entregado por vosotros". Fue traicionado, golpeado, crucificado, rechazado y abandonado.

Él toma nuestro quebrantamiento, agrega agua viva y grog (Su propio sufrimiento) a nuestras almas, y nos fortalecemos como cerámica fina.

Lleva tu quebrantamiento a Jesús y pídele que lo transforme. Es entonces cuando Dios usa nuestro sufrimiento único para lograr gran gloria.

“Mas ahora, oh Señor, tú eres nuestro Padre, nosotros el barro, y tú nuestro alfarero; obra de tus manos somos todos nosotros” (Isaías 64:8).

“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros. Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos; llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo” (2 Corintios 4:7-10).

Escrito por Kori, staff de Life in Messiah


  1. ¿Cómo ha usado Dios el sufrimiento en tu vida para lograr algo positivo?

  2. Los salmos de lamento nos recuerdan que el sufrimiento es una experiencia humana universal a través del tiempo y la distancia. ¿Qué pasajes han consolado tu corazón cuando has estado triste?

  3. En 2 Corintios 1:4 se nos recuerda que Dios nos ha consolado para que nosotros a su vez podamos consolar a otros. ¿A quién quiere el Señor que le extiendas consuelo y compasión hoy?

  4. La comunidad judía de todo el mundo está "destrozada" y "aplastada", no sólo por las atrocidades del 7 de Octubre y la guerra en curso, sino también por la respuesta mundial de odio y acusaciones falsas. ¿Cómo podrías ayudar a consolar a la comunidad judía durante este tiempo?


  1. “Why Did Jacob Give Joseph a Coat of Many Colors?” Gotquestions.org. Última revisión Enero 4 de 2022. https://gotquestions.org/coat-many-colors.html.

  2. "H7665 - šāḇar - Strong's Hebrew Lexicon (esv)." Blue Letter Bible. Accesado el 19 de Junio de 2024. https://www.blueletterbible.org/lexicon/h7665/esv/wlc/0-1/.

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