Diciendo Nuestras Oraciones
Ahora que me voy a acostar;
Pido al Señor mi alma guardar.
Si muero antes de despertar
Oro a Dios mi alma llevar. Amén.
Esperaría que muchos niños americanos del siglo pasado recitaran esta oración nocturna antes de dormir, como lo hice yo. [Me he preguntado desde entonces si hacer referencia al potencial inminente fallecimiento de uno mismo es el mejor pensamiento para poner en la cabeza de un niño antes de decirle que se vaya a dormir].
En mi hogar durante mi niñez a mis hermanos y a mí se nos enseñó a “dar gracias” antes de los alimentos:
Dios es grande, Dios es bueno Y le damos gracias por esta comida. Por Su mano estamos todos alimentados; Gracias Señor por el pan diario. Amén.
Lo crean o no, hace décadas en mis años de primaria en Massachusetts, los maestros empezaban las clases cada día leyendo un Salmo y recitando la oración del Señor. [Esto fue antes de que Madalyn Murray O´Hair “sacara” a Dios de las escuelas públicas en los Estados Unidos en 1962.][1]
Oraciones litúrgicas han sido parte de la adoración por milenios. Desde al menos la época medieval, el misal ha sido usado en la liturgia de la iglesia Romana[2]. El Libro de Oración Común creció a partir de El Primer Libro de Oración publicado en 1549 por la Iglesia de Inglaterra[3].
Pero algunas de las más atesoradas oraciones del Judaísmo son extraídas de las páginas del Tanaj (Antiguo Testamento). La oración que más probablemente se asocia con el judaísmo es "el Shemá", que comienza: "Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno"[4]. La recitación de Deuteronomio 6:4–9 (con “Bendito sea el Nombre de Su glorioso Reino por los siglos de los siglos” insertado después del versículo 4) es seguida por Deuteronomio 11:13–21 y Números 15:37–41. Desde la antigüedad, el Shemá ha sido recitado diariamente por el pueblo judío practicante. Es una parte integral de los servicios de la sinagoga matutino y vespertino.
Por supuesto, los creyentes gentiles bíblicamente instruídos están familiarizados con la “Bendición Aarónica”[5]. A través de Moisés, Dios instruyó a los sacerdotes de Israel a bendecir al pueblo de esta manera:
“El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti,
y tenga de ti misericordia; el Señor alce sobre ti su rostro,
y te dé paz”».
Como muchos gentiles que crecieron en un hogar cristiano, no estaba familiarizado con la liturgia de la sinagoga. Y como muchos, cuando escuché por primera vez “El Lamento del Kadish”, estaba bajo la impresión de que era una “oración por los muertos”. En mi herencia protestante, no tenemos un concepto de orar por los muertos de manera que tenía curiosidad de lo que el pueblo judío oraría en beneficio de sus seres queridos ya fallecidos.
Me sorprendió descubrir que el Kadish no hace mención de la muerte[6]. En su lugar, es una oración por la vida para exaltar y enaltecer al Creador:
Exaltado y santificado sea el nombre de D-os, en el mundo que creó según Su voluntad. Llegue Su reino, germine la salvación y se aproxime la llegada del ungido. (Amén.)
En vuestra vida, y en nuestros días y en vida de todo el pueblo de Israel, pronto y en tiempo cercano (Amén.)
Bendito sea eternamente el nombre de D-os grande, bendito, alabado, glorificado, ensalzado, exaltado, magnificado y loado sea Su Nombre Santo. (Amén.)
Por encima de todas las bendiciones, cánticos , alabanzas y consuelos que se dicen en el mundo. (Amén.)
Venga del cielo paz grande y vida larga, abundancia, salvación, consolación, libertación, salud, redención, perdón, expiación y libertad espaciosa sea garantía para nosotros y para todo Israel. (Amén.)
El que establece armonía en el Cielo, haga reinar la paz entre nosotros y entre todo Israel. (Amén.)[7]
Observa el Amplio panorama de esta oración. Comienza refiriéndose a “el mundo que creó según Su voluntad” y termina solicitando a Aquel que crea paz en el Cielo conceder “paz (abundante)” -no sólo para los que oran sino para todo Israel. Específicamente, la oración es hecha para que el Reino de Dios sea establecido. ¿Quién en nuestra generación no desea grandemente que el reino global de justicia se haga realidad “pronto y en nuestros días”?
Un segundo tema importante que vemos reflejado en Kadish es la grandeza del nombre de Dios. Ya sea leído en el arameo original[8] o en una traducción al inglés, se encuentra un ritmo casi entrecortado en la letanía de verbos emparejados:
Bendito y alabado Glorificado y ensalzado Exaltado y magnificado Adorado y loado
Y reconociendo que ni siquiera la multiplicación de palabras será suficiente para darle a Dios la gloria debida a Su gran Nombre, el Kadish reconoce que Él está “Por encima de todas las bendiciones, cánticos , alabanzas y consuelos que se dicen en el mundo”.
Algunos han comparado Kadish con la declaración de fe de Job[9]: “Aunque Él me matare, en Él esperaré” (Job 13:15). Exaltar el gran Nombre de Dios y reconocer Su gobierno soberano sobre los cielos y la tierra es en verdad un testimonio de fe en el momento de dolor más profundo: la muerte de un ser querido.
Quizás al leer el lenguaje poético del Kadish con sus repetidas referencias al nombre de Dios, al gobierno soberano eterno y al reino venidero, le venga a la mente otra oración familiar:
Vosotros, pues, orad de esta manera:
«Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan nuestro de cada día.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén» (Mateo 6:9-13).
El “Padre Nuestro”, dado a los discípulos por Jesús en respuesta a su petición de “por favor, enséñanos a orar”, de hecho refleja temas similares a los que se encuentran en el Kadish. Jesús comienza instruyendo que la oración se dirija a nuestro Padre celestial. Si bien tenemos el privilegio de referirnos al Todopoderoso como “Padre”, se nos recuerda la realidad de que Él es santo. Su mismo Nombre debe ser valorado, honrado y puesto en alto.
En una época en la que “OMG” es la abreviatura que usan los usuarios para referirse al comúnmente escuchado “Oh, Dios mío”, santificar el Santo Nombre de Dios no es un valor para la mayoría de las personas. ¿Lo es para ti y para mí? Invocar el Nombre de Dios para maldecir, o para trivialidades banales que no tienen nada que ver con la majestad del Creador del Universo, degrada Su reputación y es una afrenta a Su gloria.
En el extremo opuesto del espectro, Jesús nos ordena orar en Su nombre (Juan 14:13-14) y según Su voluntad (1 Juan 5:14-15) – para Su gloria[11]. Es Dios quien declara: “Yo soy el SEÑOR, ese es mi nombre; No daré a otro mi gloria, ni mi alabanza a imágenes talladas” (Isaías 42:8).
Pablo anima a los creyentes a “Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17). Ya sea recitando las palabras de una oración litúrgica en un servicio formal, enviando una petición de ayuda inmediata o comunicándonos con Dios en la tranquilidad de nuestros corazones durante el día, que nuestras oraciones estén llenas de alabanza, dirigidas por el Espíritu y de gloria a Dios.
En las palabras con las que el rey David terminó el Salmo 19: “Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Señor, Roca mía y Redentor mío.”.
Escrito por Wes, Embajador Global de Life in Messiah
¿Cómo describirías tu vida de oración? ¿Rutinaria y ritualística; esporádica; vibrante, inexistente?
¿Qué has descubierto que estorba o estimula tu oración?
¿En qué grado son las prioridades de Dios (la gloria y grandeza de Su Nombre, Su soberana voluntad, Su Reino venidero) reflejadas en tus oraciones?
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https://www.historynet.com/scotus-101-prayer-public-schools/.
El Birkat Kohanim (Hebrew Priestly Blessing) se encuentra en Números 6:22–27.
El pueblo judío observante de hecho reza el “Yizkor” y hace contribuciones caritativas en beneficio de los fallecidos; ver https://www.sefaria.org/Yizkor.1?lang=en.
https://www.myjewishlearning.com/article/text-of-the-mourners-kaddish/.
https://www.chabad.org/library/article_cdo/aid/281617/jewish/The-History-Significance-and-Meaning-of-Kaddish.htm. Que el Kadish esté registrado en Arameo, la lengua de la cautividad babilonia, es un fuerte indicador de que esta oración probablemente fue desarrollada por los exiliados judíos luego de que el Templo de Salomón fue destruído en el 586 a.C. Ver el Salmo 137 para otro ejemplo de poesía exílica.
Ibid.
“Oh, mi Dios” suele encontrarse en los labios de aquellos que atestiguan un devastador desastre natural o un horrible accidente. Por ejemplo, fue pronunciado repetidamente por millones de personas que observaron el colapso de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. En tales casos, invocar al Todopoderoso seguramente puede ser apropiado. Pero muy a menudo “Dios mío” es la respuesta irreflexiva de muchos incluso ante las sorpresas o sucesos mundanos más triviales de la vida: lo opuesto a santificar el Nombre que se nos instruye a NO tomar en vano (Éxodo 20:7).
Para disfrutar de un rico banquete teológico, estudie lo que Dios hace para la gloria de Su nombre en las Escrituras. Precaución: ¡puede afectar tu vida de oración!