Pastos Verdes y Ovejas Perdidas
Una mirada a la vida de San Patricio
“Nosotros los judíos tenemos, de hecho, una buena causa para rejocijarnos en la felicidad y el bienestar de los Irlandeses, pues en las palabras del salmista:’nuestras vidas cayeron en lugares agradables’. La providencia, en su misericordia, nos ha unido a un pueblo cuyos credos de fe y libertad brillan brillantemente en los anales de su triste y gloriosa histora – un pueblo que puede justamente enorgullecerse en el hecho de que ni una gota de sangre judía inocente ha sido derramada en su suelo”[1]
Rabino principal irlandés, Dr. A. Gudansky (1938)
Algunos dicen que la suerte de los irlandeses está en su suelo. Con más del 60% de él consisitiendo en lo que se llama tierra marrón, no es de sorprenderse que la Isla Esmeralda es conocida por sus 40 tonos de verde. Es un condado fértil que cuenta con vastas tierras de pastos.
En estas mismas tierras de pastos, durante el siglo IV, un joven llamado Patricio rindió su vida al Dios de Israel. Él era un cautivo de Gran Bretaña, forzado a la esclavitud por los Druidas a los 16 años. Durante sus años en esclavitud, él atendía a las ovejas para su amo, a cientos de millas de su hogar. La tranquilidad de esta tarea lo dejó con mucho tiempo para orar y buscar al Señor. “En su autobiografía, Confesiones, Patricio escribió, “…el Señor abrió mis sientidos a mi incredulidad, para que, aunque tarde en el día, yo recordara mis pecados; y en consecuencia me volviera al Señor mi Dios con todo mi corazón.”[2]
Este esclavo pastor convertido fue llevado al redil celestial de Dios. Seis años después los pies de Patricio podían verse corriendo a través de verdes pastizales de Irlanda en una atrevida escapada. Una vez a salvo en casa, él supo que no estaría ahí por mucho tiempo. Su corazón se había agrandando para abarcar las almas perdidas y perecederas de la Isla Esmeralda. Él había perdonado a sus captores y, con su vida dedicada a Dios, se embarcó en una misión para traer la verdad del evangelio a los paganos perdidos en Irlanda. San Patricio dio su vida en pos de compartir las Buenas Nuevas con sus enemigos.
Irónicamente, cientos de años después a finales de 1800s, un joven refugiado judío se encontró en un camino de tierra de Irlanda en Limerick, vendiendo su pequeña reserva de fotografías religiosas de los papas, Patricio, y otros santos. Louis Goldberg había huido de los pogromos de Ruisa y sus alrededores, en busca de una vida pacífica.[3] Irlanda parecía un puerto seguro. Louis era un bien educado, trabajador hombre y un cohen (descendiente de la tribu sacerdotal de Leví). Su arduo trabajo dio frutos cuando pudo proveer de un pasaje seguro para su madre y sus dos hermanos para que se le unieran desde Lituania.
Lamentablemente, en 1904 un sermón dado por el director espiritual de la Archicofradía del Sagrado Corazón catapultó un ataque a los refugiados judíos de esa área. En su mensaje antibíblico, el director acusó falsamente a los judíos de ser los “asesinos de Cristo” y de causar pobreza en su comunidad al estafar a la gente.
Louis fue golpeado durante el pogromo de Limerick y su tienda boicoteada. Esto lo llevó a mover a su creciente familia a Cork. Aunque la pequeña comunidad judía iba creciendo, así también lo estaba hacienda el antisemitismo. Louis y su familia pelearon por años por el derecho a existir en Irlanda. Su onceavo hijo Yoel Goldberg (después llamado Gerald Goldberg) creció para convertirse en un abogado y político prominentes. Más adelante en su vida, en 1977, Gerald adquiripo el título del primer alcalde judío de Cork. Su actitud tenaz benefició a todos los que lo rodeaban. [4]
A medida que la avalancha de antisemitismo continua en Irlanda[5], expulsará a las mismas personas con las que Dios ha bendecido al mundo (Génesis 12:2). A cambio se privaran ellos mismos de uno de los grupos étnicos más trabajadores usados por Dios para mostrar Su naturaleza.
Tristemente, yo creo que San Patricio lloraría por la ceguera espiritual y el odio mostrado en la actual propaganda mediática de Irlanda hacia las Ovejas Perdidas de la Casa de Israel. Para ser un país cuyo patrón es San Patricio, uno esperaría que consideraran su vida y siguieran sus pisadas. La misma gracia extendida a los habitantes de Irlanda siglos atrás debería ser la misma gracia extendida a la comunidad pérdida judía de hoy. Los pies de Patricio fueron prontos a regresar a un pueblo que abusó de él, trayendo el mensaje vivificante de perdón a través del Mesías judío y la promesa de seguros pastos eternos. Deberíamos seguir sus pisadas.
“Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo Señor es Señor de todos, abundando en riquezas para todos los que le invocan; porque: Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Tal como está escrito: ¡Cuan hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio del bien!” (Romanos 10:12-15).
Escrito por Kori, staff de Life in Messiah
Desde tu punto de vista, ¿el ejemplo de Patricio de amar a nuestros enemigos – y desear su salvación – aplica a nosotros como seguidores del Mesías Jesús hoy en día?
¿Qué nos está pidiendo de Dios que arriesguemos en pro del evangelio?
Por favor, ora hoy para que Dios mueva los corazones del pueblo judío y de aquellos que los odian, para que muchos sean traídos a la fe.