Ponle un anillo

 
 

Mi abuelo, Samuel, era una alma muy gentil con ojos brillantes y una sonrisa dispuesta. Yo heredé su armónica pero no su habilidad para tocarla entonado. También heredé su amor por contar historias (pregunta a cualquiera que me conozca).

El abuelo era un predicador laico de corazón pero granjero de vocación. A la edad de 28 conoció a Ila, a quien cortejó al caminar 7 millas hasta su casa.

Sintiendo que quizás Dios la había llamado a servir en el campo misionero, Ila inicialmente se negó cuando Sam le pidió su mano en matrimonio. Ya determinada a asistir al Nyack Bible College por un año, ella pasó ese tiempo discerniendo la dirección del Señor respecto a la propuesta de Sam. Se casaron el 10 de Junio de 1891.

Por 21 años Sam e Ila administraron la “Livingston Farm” en Stockton, New Jersey. Un pastor de NY era dueño de la granja avícola. Le pagaba a mi abuelo un magro salario y donaba una parte de las ganancias a misiones. Mi papá y sus hermanos crecieron juntando huevos y hacienda los quehaceres para ayudar.

Sam e Ila eran cristianos devotos. Ila nunca perdió esa carga en su corazón por aquellos en tierras distantes que nunca habían escuchado del evangelio. En una reunión de un campamento de verano, una colecta especial fue hecha para misiones. Sin nada de dinero para ofrecer, su corazón fue movido a colocar en la canasta de ofrendas el anillo de compromiso que Samuel le había dado[1]. “Si yo no puedo ir al campo misionero, al menos mi anillo puede ayudar a otros a ir”.

Sam e Ila criaron tres hijos. Mi tío Stanley, quien justo se acaba de “graduar a la gloria” este mes (¡a los 98 años!), sirvió junto a mi tía Betty en el pastorado por cuatro décadas al norte del estado de NY. La única hermana de mi papá, Jessie, se casó con Donald, quien de manera similar sirvió como pastor. Mi papá, Hervey, sirvió en el ministerio pastoral 42 años, siete de los cuales lo hizo en Australia.

De mi generación, un primo fue pastor y dos otros sirvieron en misiones en el extranjero por un período. Otros han servido en ministerios de Iglesias locales y universidades cristianas. Mi hermano Mark y su esposa dedicaron sus vidas a la traducción de la Biblia en Indonesia. Y Lori y yo hemos tenido la bendición de servir cuatro décadas y media con Life In Messiah, incluyendo ministerios en el extranjero.

Con los años me he topado con numerosos individuos que sientieron un llamado a misiones pero que por alguna razón no pudieron ir. Estoy seguro que si Dios hubiera llamado a mi abuelo a tomar su familia para el ministerio en el extranjero, Samuel hubiera sido obediente. En lugar de eso, él trabajó largas horas cuidando gallinas recibiendo un mínimo salario para que el producto de la granja sostuviera a aquellos que podían ir y servir en el extranjero.

Sé que la abuela hubiera atesorado aquel diamante que recibió como el símbolo del amor de su querido Samuel. Él hizo un viaje especial a la afamada Tiffany en la ciudad de New York para comprarlo para ese propósito.

Sin embargo Ila amaba al Señor más que a las joyas. Su compasión por aquellos que aún no conocían del Mesías le incitó a un sacrificio que pocas estarían dispuestas a hacer. Ella nunca logró ir a China para compartir el evangelio pero a través de sus hijos y nietos, miles multiplicados han escuchado las nuevas del gran amor de Dios.

Estoy agradecido por el legado que heredé de mis abuelos y mis padres[2]. Mi herencia no está medida en piedras preciosas, gemas o acciones, sino en valores eternos. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas (Mateo 6:33)”.

Porque donde esté vuestro Tesoro, ahí también estará vuestro corazón (Mateo 6:21)”. Mi abuelo y abuela demostraron dónde estaba su corazón. Fue donde pusieron el anillo. Ahora ellos están disfrutando las recompensas de sus tesoros hechos en el cielo[3], junto con sus tres hijos quienes dedicaron sus vidas a servir a nuestro gran Dios y próximo a venir Rey.

Escrito por Wes, Embajador Global de LIFE


  1. Nosotros en Life In Messiah deseamos expresar nuestra profunda gratitud a cada uno de los que han contribuído a la obra del Señor a través de donaciones asignadas para sostener a nuestros trabajadores, proyectos, y los esfuerzos del ministerio global. Entendemos que muchas donaciones son sacrificiales, como lo fue el de Sam e Ila. ¡Gracias!

  2. No todos pueden dar en abundancia. ¿Qué maneras creativas has descubierto para compartir significativamente lo que Dios te ha confiado?

  3. ¿Qué legado estás dejando a tu familia y a la obra del Señor globalmente?


  1. Para que conste, aunque la abuela dio su anillo de compromiso, ella sí conservó su anillo de bodas /alianza. Ella y Samuel estuvieron felizmente casados por 44 años.

  2. Puedes leer más acerca de la influencia de abuelos piadosos en: https://lifeinmessiah.org/blog/legacy-of-praying-grandmothers.

  3. Samuel falleció en 1966 y está sepultado en Forest Lawn en Glendale, CA (el mismo cementerio donde el fundador de Life In Messiah, William E. Blackstone está sepultado). Ila partió para estar con el Señor en 1995; su tumba se encuentra en Queensbury, NY.

Previous
Previous

Atendiendo la fe

Next
Next

¿Por qué el cordero?