¿Qué le pasó a Berea?
No empaqué para Grecia sino hasta la tarde antes de partir.
Después de muchas decepciones en mi infancia, llegué a la conclusión de que Dios disfrutaba negándome las cosas que yo más quería. Ahora como una jóven adulta, me había inscrito muy emocionada para un viaje en la universidad a Grecia… pero realmente no esperaba que fuera a funcionar.
Para mi sorpresa, ningún desastre provocó que se cancelara el viaje. Abordé mi primer vuelo internacional esperando a medias que el avión se estrellara en el Atlántico. Pero una vez que nuestro grupo arrivó seguro a Atenas, tuve que aceptar que Dios me había concedido uno de los deseos de mi corazón. Tal vez Él sabía cómo dar buenos regalos (Mateo 7:11).
Aquellos dos meses en Grecia fueron increíbles. Cerca del final del viaje, nuestro grupo viitó una sinagoga en Veria (la actual Berea). Una dama griega llamada Evi nos mostró el lugar.
Hechos 17 elogia a los antiguos judíos de Berea por ser más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así (v11). Si bien no son mencionados nunca más en las Escrituras, los de Berea permanecen renombrados entre los creyentes por su dedicación a la exactitud escritural.
Hasta que entré en el barrio judío de Veria, nunca me había preguntado qué le había sucedido a Berea en los siglos entre la visita de Pablo y la mía.
La sinagoga de Veria no es la estructura original que Pablo y Silas visitaron (aunque algunos afirman que se encuentra en el mismo sitio). Tampoco la comunidad original permenece ahí – ellos fueron deportados a Constantinopla después que la ciudad cayó bajó el impero Otomano.
Medio siglo después, una comunidad judía Sefardí se asentó en el barrio judío de Berea. Los nuevos habitantes de Berea -y su sinagoga- tienen una importante historia propia. De acuerdo a Evi, su pequeña comunidad judía prosperó en Veria hasta la Segunda Guerra Mundial.
El primero de Mayo de 1943, mientras la comunidad se reunía para el Shabbat, los nazis entraron al barrio judío y aprisionaron a 300 hombres, mujeres y niños dentro de su propia sinagoga. Los nazis los rodearon por tres días, negángoles comida y agua. Los niños murieron de privación. Unos pocos adultos trataron de escapar saltando fuera de una ventana hacia el río que quedaba muy por debajo. Heridos por la caída, fueron disparados por los nazis.
Aunque alrededor de unas cien personas escaparon de Veria con la ayuda de sus vecinos gentiles, los cientos de judíos residentes que permanecieron en la ciudad fueron deportados tres días después. Su viaje terminó en Auschwitz.
“Muy pocos regresaron”, nos dijo Evi.
Setenta y seis años después de que el Holocausto borró una de las más antiguas comunidades judías en Grecia, mis compañeros y yo nos sentamos silenciosamente en la pacífica sinagoga e imaginamos la tragedia que se desenvolvió ahí.
Mientras observaba las brillantes paredes, los pilares de imitación de marmol, y el arca vívidamente pintada (donde el rollo de la Torá es resguardado), tuve una impresión distinta del amor de Dios por Veria y Su conocimiento de cada uno de sus habitantes -pasados y presentes- tan íntimo como Su conocimiento de mí.
Antes y después de Hechos 17, Sus propósitos se habían desenvuelto tranquilamente en esta ciudad. Mi presencia aquí fue una parte infinitesimal de Su plan -Su propósito para Berea y Su plan por mí se interceptaron por una hora.
Dios me trajo a Grecia no sólo como un regalo, sino porque mi estadía ahí era un paso importante de un plan que sólo Él conoce. Dios tiene un propósito en todo lo que hace -lo bueno que da, lo malo que Él permite. Cada persona y momento en la historia es importante en Su propósito general para el mundo. Nosotros podemos pasar por alto gente ordinaria u olvidar lugar recónditos, pero Dios nunca lo hace.
¿Por qué permitió que los tempranos habitantes de Berea y sus sucesores llegaran a un final tan trágico? No tengo respuestas desde este lado de la eternidad. Pero Dios sigue trabajando en Berea.
Él trabaja a través de dos gentiles, Evi y Nikos, quienes aman al pueblo judío. Evi lucha por preservar la sinagoga y la memoria de las vidas que vivieron y se perdieron ahí. Nikos, un anciano pastor griego, recibe a los visitantes de la sinagoga con copias del Nuevo Testamento en una docena de idiomas[1]. Él y Evi mantienen juntos la sinagoga.
Dios trabaja a través de la sinagoga misma. Una pequeña pero continua cantidad de gente, judíos y gentiles, vienen de alrededor del mundo para verla. Probablemente nadie que escuche la apasionada narración de Evi acerca de la tragedia de Veria olvidará el impacto del Holocausto en el norte de Grecia.
Evi nos contó acerca de un hombre mayor que una vez visitó el sitio con su hijo. De pie en la sinagoga, lloró. Él había estado entre las 300 personas atrapadas ahí, y fue uno de los pocos que sobrevivieron a Auschwitz. Su hijo nunca lo había visto llorar antes de ese día.
Dios está trabajando en cada lugar y con cada persona. Él todavía tiene planes para Berea, para el pubelo judío, para mí, y para ti.
Escrito por Miriam, Asistente de Comunicaciones de Life In Messiah.
¿Cómo observas los própositos de Dios trabajando en la historia, específicamente la historia judía?
¿Estás familiarizado con la historia de tu región? ¿Cómo puede este conocimiento guiar la forma en que compartes el evangelio con las personas de tu comunidad?
¿Cómo es que la existencia del mal influencia tu perspectiva de Dios? ¿Crees que Él puede redimir una tragedia?
Ora por una bendición continua de Dios en el trabajo de Evi en la sinagoga de Veria. Pide a Dios que use este sitio y otros como éste para contrarrestar el ascendente antisemitismo alrededor del mundo. Para aprender más acerca de antisemitismo y cómo combatirlo, revisa este página: https://lifeinmessiah.org/antisemitism
Nuestros socios en City Bible proveen Nuevos Testamentos personalizados en muchos idiomas, incluído el hebreo moderno, para distribuírlo en lugares como la sinagoga de Veria. Revísalos en https://www.citybibles.com