La transformadora gracia de Dios: Jonás e Israel

 
 

El libro de Jonás es leído tradicionalmente en las sinagogas judías en Yom Kipur, el Día de Expiación.“¿Por qué”, te preguntarás, “Jonás es leído en conexión con el Día de Expiación?”.

Varias razones son dadas típicamente pero, ¿es posible que esta tradición refleje malentendidos del libro mismo así como también de la naturaleza de la salvación? Examinar Jonás a más detalle puede ayudar a dispersar la confusión y guiarnos a nuevas perspectivas.

Supuestas conexiones entre Jonás y Yom Kipur

Las conexiones usuales entre Jonás y Yom Kipur tienen que ver, primero, con la infinita misericordia de Dios presentada en el libro. Se dice que nadie está más allá del alcance de Dios, ni siquiera los ninivitas. Sin embargo, Isaías 59:1,2 dice que aunque el alcance de Dios no está limitado, nuestros pecados nos han separado de Él “para no (Él) escuchar”. Es verdad que nadie está más allá del alcance de Dios, pero Su alcance puede ser en misericordia o en juicio.

En segundo lugar, Jonás es leído porque sin importar el comportamiento pasado, el arrepentimiento resulta en la misericordia de Dios. En el tratado Ta’anit de la Mishná se sugiere que los ninivitas son un modelo, un paradigma, del arrepentimiento para Israel [1]. El Midrash imagina a Israel diciéndole a Dios: “Amo del Universo, si nos arrepentimos, ¿nos aceptarás?”

Dios responde: “¿Aceptaría el arrepentimiento del pueblo de Nínive y no el de ustedes?[2]

Sin embargo, el arrepentimiento en la Escritura es siempre preparatorio; coloca la plataforma para la fe en Dios. Por ejemplo, en el Nuevo Testamento, la predicación de arrepentimiento de Juan el Bautista fue en preparación para la fe en el Mesías, sin la cual se volvería sin sentido (ver Hechos 13:23, 24; 19:3-5). La mayor ofensa era rechazar a Jesús, el Profeta de quien Moisés había profetizado, el Mesías prometido (Deuteronomio 18:15, 19).

Finalmente, algunos dicen que Jonás nos recuerda que toda la naturaleza está en las manos de Dios, y que se puede confiar en Su soberanía. De acuerdo a esta línea de pensamiento, se debería señalar que todo en el libro opera explícitamente de acuerdo al mandato de Dios: el viento (1:4), los marineros (1:5-16), el pez (1:17), los ninivitas (3:5-9), la planta (4:6), el gusano (4:7), y el recio viento solano (4:8) -  todo, excepto Jonás. Jonás no podía consolarse en la soberanía de Dios sobre la naturaleza, porque la cuestión era el control de Dios sobre Jonás.

Una Perspectiva Alterna

Quiero sugerir que es momento para una nueva apreciación de la conexión entre Yom Kipur y el libro de Jonás. Jonás sólo contiene 48 versículos, pero la palabra “gran” aparece 14 veces. Aunque es un libro muy pequeño, contiene unas lecciones de tamaño ballena.

Primero, necesitamos entender que el profeta, Jonás, es presentado como un “anti- Abraham” - el opuesto de Abraham. Ir a la Tierra de Israel fue siempre “subir” y salir fue “descender”. Cuando Dios llamó a Abraham a dejar la tierra de Babilonia para ir a la Tierra que el Señor le mostraría, él subió[3].

Repetidamente en el libro de Jonás, el profeta descendió. Él “descendió” al puerto de la ciudad de Jope (1:3). Él “había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir” (1:5). Cuando es tirado por la borda, “él descendió a los cimientos de los montes” (2:6). Abraham estaba obedeciendo a Dios y subiendo a la tierra prometida, pero Jonás estaba descendiendo.

Aun más, la palabra hebrea, hafaq, conecta las dos historias. Dios le contó a Abraham sobre Su juicio inminente sobre Sodoma, un juicio que consistía en “destruír” (de hafaq) la ciudad (Génesis 19:25, 29 [X2]). Esta palabra literalmente significa “voltear de cabeza”. De modo interesante, una forma de la misma palabra es usada en Jonás 3:4 respecto a Nínive, mientras Jonás proclama: “Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada”.

En segundo lugar, necesitamos entender que la proclamación de Jonás no fue una profecía incumplida, sino una promesa condicional[4]. Esto se puede entender mejor a la luz de lo que Dios dice en Jeremías 18:7,8: “En un momento yo puedo hablar contra una nación o contra un reino, de arrancar, de derribar y de destruir; pero si esa nación contra la que he hablado se vuelve de su maldad, me arrepentiré del mal que pensaba traer sobre ella”.

La condición está implicada pero es claro que Jonás entendió que era condicional porque dice: “Y oró al Señor, y dijo: ¡Ah Señor! ¿No era esto lo que yo decía[a] cuando aún estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, porque sabía yo que tú eres un Dios clemente y compasivo lento para la ira y rico en misericordia, y que te arrepientes del mal con que amenazas” (Jonás 4:2)[5].

Debemos entender también que el resultado del arrepentimiento de la ciudad no fue salvación espiritual como podríamos pensar, sino más bien, fue salvación del juicio que se había proclamado contra ella. La ciudad no fue volteada de cabeza. Un siglo y medio después, la ciudad fue destruída, incluso como fue profetizado por el profeta Nahum. La salvación espiritual tenía que estar conectada con el pacto que Dios había hecho con Israel a través de Abraham, Isaac y Jacob (ver Efesios 2:11,12).

Finalmente, debemos entender la transformadora gracia de Dios en Jonás. Es verdad que el mensaje explícito de Jonás es que Dios tiene compasión de los gentiles así como del pueblo judío. Pero hay también un mensaje implícito que suele ser pasado por alto. Jonás es el único israelita mencionado en el libro, y como tal representa a la nación. Sus prejuicios también caracterizan a muchos en la nación.

Pero Jonás escribió el libro. Nadie más pudo haber sabido de qué se trataba su oración desde dentro del gran pez. Jonás no lo podría haber escrito sin arrepentimiento genuine, fe en, y restauración al Dios de Israel.

En esto Jonás también representa a la nación. Seguramente vendrá el día cuando “todo Israel será salvo” (Romanos 11:26) a través del arrepentimiento y fe en Jesús el Mesías. Por el presente, un remanente de Israel está siendo salvado, mientras muchos de las naciones están viniendo a la fe. Anhelamos el día cuando la ceguera espiritual de Israel será removida.

Yom Kipur, Jonás, y Yo

En Yom Kipur y en todos los días, agradece al Señor por la salvación que disfrutamos a través de Jesús el Mesías. Reflexiona en la gracia de Dios que te condujo a Él. Comprométete en compartir el evangelio con otros, tanto judíos como gentiles.

En Yom Kipur y en todos los días, ora por tus amigos y conocidos judíos para que puedan conocer de su Mesías y de la redención que sólo Él ofrece. Sólo Él cumplió la señal de Jonás (Mateo 12:39-41).

En Yom Kipur y en todos los días, ora para que venga el maravilloso día cuando “mirarán a mí (Jesús), a quien han traspasado. Y se lamentarán por Él, como quien se lamenta por un hijo único, y llorarán por Él, como se llora por un primogénito.” (Zacarías 12:10).

En Yom Kipur y en todos los días, ora por el presente remanente de Israel, cuyas vidas están siendo “puestas de cabeza”… o ¡puestas en el lado correcto!

Escrito por Jim R. Sibley, PhD, Profesor de Investigaciones, Israel College of the Bible


  1. ¿Agradecerías a Dios y orarías por lo anterior?

  2. Yom Kipur comienza en la tarde del 24 de Septiembre (2023). ¿Considerarías ayunar y orar por la comunidad judía mientras ellos también ayunan?

  3. Revisa más información sobre Yom Kipur en: www.lifeinmessiah.org/feasts-yom-kippur.


  1. Ver M. Ta’anit 2:1.

  2. Ver Midrash Pesikta DeRav Kahanna, 24:11 en https://www.sefaria.org/Pesikta_DeRav_Kahanna?tab=contents

  3. En contraste, cuando él fue brevemente a Egipto, durante un tiempo de hambruna, él “descendió” (Gn. 12:10).

  4. Cf. Michael A. Grisanti, “Does Biblical Prophecy Fail?” en To Seek, To Do, and To Teach: Essays in Honor of Larry D. Pettegrew, editado por Douglas D. Bookman, Tim M. Sigler, y Michael J. Vlach (Cary, NC: Shepherds Press, 1922), 67–104.

  5. Énfasis añadido.

Previous
Previous

Palabras para los arrojadores de piedras entre nosotros: un blog de Sukot.

Next
Next

“Disculpa”: Orando por Misericordia en Rosh Hashaná